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A lo largo de toda la cadena de valor, de extracción al reciclaje, las empresas del sector de aluminio en Brasil vienen creciendo en la gestión de la sostenibilidad, con el fin de recorrer el camino de la economía verde en una forma más estructurada.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), una economía verde, en general, debe tener un bajo contenido de carbono, ser eficiente en el uso de los recursos, ser socialmente inclusiva y evitar la pérdida de la biodiversidad.
Las empresas de la cadena de aluminio entienden que la competitividad y el crecimiento son cada vez más dependientes de una estrategia de negocio que incluye aspectos importantes de la sostenibilidad, como gobernanza, gestión de riesgos, responsabilidad social, transparencia y eficiencia con respecto al uso de los recursos naturales. Demuestran eso de que por medio de las inversiones en la capacidad de sus fábricas, comprometidas con la preservación del medio ambiente, produciendo beneficios sociales a sus empleados, las comunidades donde están presentes y a la sociedad.
Para ayudar a las empresas en los desafíos de sostenibilidad hacia una economía verde, ABAL creó en 1981 el Comité de Medio Ambiente, que en 1998 incluyó en sus funciones, el tema de sostenibilidad, y en 2009, agregó el Grupo de Trabajo sobre el Cambio Climático.
La industria global de aluminio está comprometida en el programa “Aluminio para generaciones futuras”, dirigido por el Internacional Aluminium Instituto (IAI), que promueve un camino de desarrollo sostenible para la industria, a través de la mejora del rendimiento en algunos indicadores económicos, sociales y ambientales.
Las metas son doce objetivos voluntarios cuyo progreso se mide a través de 22 indicadores de desempeño ambiental y económico, los cuales son reportados por las empresas para la IAI, que consolida y publica anualmente. Las empresas participantes del IAI representan el 70% de la producción mundial de aluminio.
